domingo, 25 de febrero de 2007

jueves, 22 de febrero de 2007

EL MUNDO QUE TENEMOS

Hoy en día, cuando es necesario cada vez más la fuerza y el ímpetu de la juventud; esa juventud que el mundo tiene estupidizada, adormecida y bombardeada con publicidades de todo tipo: teléfonos celulares que son casi tan caros como un auto o una moto, computadoras que son capaces de hacen casi todo y, por si fuera poco la manipulación de los medios de comunicación en donde se utilizan falsos “modelos” de ideales, héroes y de familias.

Lamentablemente ya no se puede dejar ver a los niños, ni los dibujos animados. Se prende la televisión (a cualquier hora) y encontramos travéstis famosos que todo el mundo admira y son reconocidos por todos los inbésiles, dibujos animados que lo único que hacen es asesinar e insultar, otros en donde el personaje principal es una esponja gay.

Pero lamentablemente no se termina ahí; como modelo de “familia” tenemos dos ejemplos deplorables: la famosa serie de dibujos animados , donde el padre (Homero) es un vago, borracho, bruto e inútil; la madre (March) que tiene un peinado horrendo, es una fracasada que no sabe hacer nada fuera de limpiar y cocinar. El hijo mayor (Bart), que invirtiendo el orden de las letras es “rata”, es un rebelde, mal estudiante y pésimo hijo, hermano y amigo. La hija (Lisa) es una ultra feminista liberal que tiene una obsesión con la política y se ha autoproclamado psicóloga de toda su familia y siempre cree tener la razón aún en lo más mínimo. Y por último esta la bebe (Magie) que es un ente que deambula por la casa y que como muchos niños y jóvenes de hoy crece y es educada por la televisión, a la cual le tienen más respeto que los padres.

Otro modelo obsceno y desastroso de familia es la serie en donde con el título ya nos dice todo. El padre (Pepe) que no sabe tratar a una mujer ya que siempre las insulta y la trata mal; es un estafador que siempre esta buscando a quien puede embaucar, los primeros son sus vecinos (los Fuseneco) donde él (Dardo) es una estúpido que engaña a su mujer, pero a su vez es incapaz de tomar una sola decisión por sí mismo por que la mujer lo domina. Su mujer (María Elena) es una feminista alcohólica. La señora Argento (Mónica) está todo el día sentada en el sillón sin hacer nada, no sabe barrer, ni lavar, ni mucho menos cocinar; eso sí, sabe muy bien como sacarle la plata al marido para gastarla en el shoping. El hijo varón (Coqui) es un salame que piensa solamente en tener sexo con cualquier mujer, mientras tanto su deporte favorito es masturbarse. La nena (Paola) es una prostituta barata que no solo es tonta, sino que además es una loca ninfómana que cualquiera le viene bien y con cualquiera se acuesta.

Entonces, ¿esta es la educación que queremos para nuestros hijos, para que el nene “no moleste” lo sentamos frente al televisor o lo mandamos 8 horas por día al cyber? En la televisión va a aprender a tener menos respeto por sus padres y por los valores morales que ya de por sí disminuirán a lo largo de la vida si no se lo corrige de chico; y en internet, no sólo pierde la capacidad de asombro, de pensar y de reaccionar ante una situación trágica, sino que tiene a su entera disposición cualquier sitio pornográfico a la hora que quiera y sin ningún tipo de control.

Pero después le reclamará a la Suprema Corte de Justicia que le autorice un aborto simplemente porque su hija no lo quiere tener porque todavía es joven; pero no fue demasiado joven para revolcarse con su noviecito que tiene la cabeza solamente para hacerse un lindo peinado. O bien reclamará por la libertad de su hijo cuando éste sea acusado de violación, pero es culpable la justicia por condenar a su hijo, ¿o es culpable usted por no educarlo de chico?

Después vienen las lagrimas y las protestas, los cortes de calles, los reclamos a la justicia y al gobierno de turno por que su hijo murió quemado en el incendio de un boliche bailable, cuando los únicos responsables son ustedes lo padres, que en lugar de pasar las fiestas en familia, prefieren dejar a sus hijos salir a bailar. Que bueno pueden sacar luego de ir a un boliche o bailanta, una borrachera que con suerte podrá llegar a su casa, si es que no se mata manejando o lo atropellan, o se prende fuego el local donde estaba.

¿Esa es la vida que quieren para sus hijos? Cuando los hijos son chicos se los cuida de lo cuchillos o de los enchufes de corriente porque pueden hacerle daño a su cuerpo, y esto es exactamente lo que debe hacerse; pero no sólo de lo que puede lastimar o dañar al cuerpo debemos cuidarlos y cuidarnos, sino también de lo que puede perjudicar a nuestra alma. El alcohol, las drogas, los boliches y bailantas, el cigarrillo, el sexo (desvinculado de su fin y fuera del matrimonio) y otras tantas cosas, no sólo son dañinas para nuestro cuerpo sino también para nuestra alma; porque la dañan, la ensucian y la corrompen. No debemos olvidar las palabras de San Pablo: “¿O no sabéis que sus cuerpos son templos del Espíritu Santo, que habita en vosotros y que han recibido de Dios?”.

Martín Dario Sardi

Respuesta al Grupo "Clarín"

Nuevamente es necesaria la intervención, para que sea defendida por alguien y de algún modo la Santa Madre Iglesia ante las descalificaciones que realiza el diario oficial del Gobierno Nacional, me refiero a “Clarín”. Este periódico en su edición del día martes 13 de febrero de 2007 tituló su principal noticia con un tono desafiante y acusador “La Iglesia sacó su propia guía de educación sexual”.

Haciendo un poco de memoria y teniendo en cuenta, que ni los Ministros de Educción (Daniel Filmus) ni de Salud (Ginés Gonzáles García) de la Nación, tienen a ciencia cierta una idea remota de como educar al pueblo argentino, sino más bien de cómo embrutecerlo y adoctrinarlos con sus idea marxistas-comunistas para tratar de convertirlos en sus apátridas sucesores.

Recordemos que en la historia de los pueblos y Naciones, el Estado le confió a la Iglesia Católica la enseñanza, ya que ésta era la más idónea para hacerlo, por el conocimiento que poseía no solo en materia de religión sino en toda la rama educativa. Hoy lamentablemente, y por obra y gracia de los mismos Judas que ayer, hoy y siempre han gobernado nuestro país, se han encargado se sembrar mentiras y falsas pruebas presentadas por difamadores e incrédulos testigos para desacreditar a la Santa Madre Iglesia.

Debemos tener nuestra plena confianza en las palabras de Nuestro Señor Jesucristo cuando le asegura a Pedro, haciendo referencia a la Iglesia: “… que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.” Pero hay que tener mucho cuidado con esta frase; Jesús no quiso decir que hagamos caso omiso a los ataques que desde fuera y desde dentro sufra la Iglesia; por el contrario, debemos defenderla con todas nuestra fuerzas aún poniendo en riesgo nuestra propia vida, siempre y cuando ello sea de forma voluntaria, desinteresada y por supuesto, que el bien que se busca sea siempre mayor.

Adentrándonos de lleno en el tema que nos compete, es estrictamente necesario que la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) tome la iniciativa de realizar una guía de educación sexual basada en la educación para el amor. No condenando la sexualidad, ya que ha sido creada por Dios, sino recordando cual es el fin para lo cual fue creada. La única manera de evitar las enfermedades de transmisión sexual (ETS) es el recto uso de la sexualidad, esto es, dentro del sacramento del matrimonio cristiano.

El diario “Clarín” también realiza un cuadro comparativo entre el manual presentado por la CEA, la ley nacional, Capital Federal y la provincia de Buenos Aires con respecto a los puntos claves que se plantean siempre a la hora de hablar de “educación sexual”: desde cuando dar educación sexual, perspectiva de género, métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual y el rol de la familia.

Da rabia, pena y vergüenza las terribles diferencias que existen en cuanto a temas tan importantes; sobretodo teniendo en cuenta que la Iglesia siempre es catalogada de acusadora, discriminadora, etc. y a la hora de defender algo tan fundamental para toda la sociedad como lo es la familia, la única que se preocupa con fundamentos sólidos es la misma Iglesia a la que se acusa. No le parece que hay algo raro.

Es hora de que los argentinos digamos basta a tanta mentira, a tanta infamia e impunidad destilada desde las más altas esferas políticas de nuestra Nación, comenzando por el señor Presidente que se jacta en actos de querer un país pluralista para todos, y cuando llega el momento de jugarse por la integridad, educación y salud de “su” pueblo, reacciona cobardemente escondiendo la cabeza como el avestruz, recordando su cobarde participación en las filas montoneras que degradaron y continúan degradando a nuestra amada Argentina.

Martín Dario Sardi

Mujer tus modas indecentes me crucifican nuevamente

¡Oh, mujer, mírame a Mí, flagelado y coronado de espinas! ¡Contempla mis llagas y mis heridas...! Después escucha y reflexiona.
Durante mi vida terrenal viví como manso cordero. Fui al Calvario sin abrir la boca.

Traté con dulzura a la Samaritana y se convirtió. Conmoví el corazón de María Magdalena, la pecadora, e hice de ella una predilecta y una Santa.
Al cruzar las calles de Palestina, pronunciaba palabras de luz, de paz y de amor. Mis enseñanzas eran dulces como la miel.

Pero un día al echar una mirada Divina sobre todos los siglos, viendo como el mal inundaba impetuoso el mundo y ultrajaba mis templos, pronuncié palabras de fuego: “Ay de quien escandaliza... Sería mejor que se le atara una piedra de molino al cuello y se le arrojara al mar”. (Mt. 18, 6 – 7)

Quien pronuncie este “Ay” es un Dios abandonado por muchos sacerdotes, religiosas y seglares que no viven realmente lo que yo les prediqué. Soy Yo Jesús, el Juez Supremo de la Humanidad. De esa humanidad, que entre otros pecados me crucifica nuevamente con sus modas indecentes. Yo, que pronuncio la sentencia eterna parea cada alma: o paraíso, o infierno.

Reflexiona, mujer que sigues la moda licenciosa, y piensa con seriedad un momento sobre los graves escándalos que provocas a quienes a causa de tus ropas ajustadas, transparentes, escotadas y cortas.

Oh, mujer, ¿Por qué ultrajas mis templos haciendo exhibición de tu cuerpo?
¿Por qué sólo te ocupas por agradar y tentar a los hombres?
¿Por qué transformas mi Casa de Oración en una sala de anatomía donde abundan cabezas, troncos, extremidades y hasta la marca de tu ropa interior?
Mis Templos son profanados a causa de tus ropas sensuales y provocativas.
Dime, mujer, ¿dónde están tus virtudes? Tu pudor, tu modestia, tu humildad, ¿dónde están?

Tus modas que tanto tientan, ¿son distintas a las de una atea? ¡No, en absoluto! Puedes ilusionarte tú misma, diciendo: “¿Qué mal hay en seguir esta moda? Las demás mujeres también lo hacen... y hay sacerdotes que no lo prohíben y hasta lo aceptan”.

Esta ilusión es para ti, pero la realidad es otra, bien distinta. La conducta incorrecta de tantas mujeres, aún cristianas, no justifica la mala conducta propia.

Si las demás mujeres se quieren condenar siguiendo lo que el mundo les predica, ¿por qué te has de condenar tú?

Todos los pecados que provocas con tus pantalones, shorts, minifaldas, blusas y vestidos transparentes y escotados, ombligos y espaldas descubiertas, fuera y dentro del Templo, son imputables a quienes te miran, pero más que todos son imputables a ti, que eres la causa voluntaria.

Yo, Legislador Divino, dije: “Si alguien mira a una mujer con malicia, ya pecó en su corazón”. (Mt. 5, 28)

La moral que Yo enseñé es una, inviolable y eterna, mientras que las modas son muchas. Mi Iglesia no tiene modas. El mundo las tiene todas.

Si realmente me amas, debes seguir mi vida llena de abnegación y sacrificio. Por lo tanto, debes abandonar las modas que atentan contra la moral y la fe.
Angosta es la puerta que conduce al Cielo y ancha la que lleva al infierno. La mayoría elige ésta última.

Estar contra las modas indecentes y no usarlas es muy difícil y se necesita mucho amor hacia Mí para no dejarse arrastrar por ellas.

Hombres y mujeres se preocupan más en seguir el último grito de la moda, que en imitar mi vida llena de austeridades.

Ya fui enviado al mundo no para hacer mi Voluntad, sino la de Aquel que me envió.

Tu fuiste enviada al mundo no para vivir, hacer y usar la que a ti te dé la gana, sino para realizar mi Santa Voluntad.

O estás Conmigo, o estás contra Mí.
O estás Conmigo, o estás con las modas faltas de pudor.

Lo que elijas te dará la Eternidad de mi Gloria o la eternidad de las penas.
Cuando la muerte te arranque de este mundo lleno de vanidades y de lujos sin razón y llegues ante mi Presencia para ser juzgada, viendo los pecados que los hombres cometieron al mirar tu cuerpo escasamente cubierto, tú misma quedarás avergonzada. ¿Qué pretextos podrás presentarme? ¡Ay de ti, que perdiste el pudor y la vergüenza! ¿Por qué me crucificas nuevamente con los clavos de tu inmodestia?

Cuando en forma irrespetuosa me reciben en la Comunión, cuantas amarguras siento al entrar a tu cuerpo que es motivo de tantos pecados en los hombres y mal ejemplo a las pocas mujeres que tú con desdén y desprecio llamas “anticuadas”.

Te aseguro que muchas de esas “anticuadas” están Conmigo, mientras que muchas modernas sin pudor están “gozando” en los infiernos.
Los matrimonios que se celebran también abofetean mi rostro, cuando las novias y madrinas se acercan al altar medio desnudas, al igual que muchas de sus amistades.

Tiene una hipocresía tal que aún semidesnudas llevan colgada al cuello una hermosa cruz metálica, signo de su “gran catolicidad”.

La verdad es que son sepulcros blanqueados. Llenas de lujo por fuera y... vacías de humildad y caridad por dentro.

¡Ay, ay, ay de todos aquellos sacerdotes que temen o no quieren prohibir que pisoteen y profanen mis Templos con las desnudeces de las modas!
Muchos de ellos se dejan seducir por sus presencias y no quieren ser rigurosos en el cumplimiento de sus deberes.

Yo fui traicionado por un falso apóstol. Y hoy, hay fasos sacerdotes, religiosas y seglares que en forma clandestina están trabajando para destruir Mí Iglesia.

Falsean mi doctrina permitiendo de toso y creando un cristianismo fácil. En Mis Templos se ven las cosas más profanas, por ejemplo: maquillaje, pelucas, joyas, amuletos, anteojos para sol, telas finas y escasas. Otros en cambio, se dedican a comer, fumar, conversar, dormir, estudiar, flirtear, curiosear, pasear admirando las obras de arte, etc., etc., como si hubieran ido de pic-nic. ¡Pobre de ellos!

A Mí Casa de Oración la están convirtiendo en lugar de pecado... y nadie sale en mi defensa.

Todos callan y huyen, nadie ve nada y me niegan como cuando me crucificaron.
Nadie se arriesga por Mí y todos se lavan las manos como Pilatos. ¿Dónde están los que darán su vida por Mí?

Si un político, un deportista o una artista les dice “hagan esto” o “usen aquello”, todos lo imitan. Yo en cambio les prometo el Premio Eterno si cumplen mis mandamientos y casi nadie hace caso de mis invitaciones.

¡Ay, ay, ay de todos aquellos seglares que no se animan a aconsejar con energía a tantos hermanos equivocados sobre la necesidad y obligación de abandonar las modas y acciones que desvirtúan Mí Evangelio!

¡Ay, ay, ay de todas aquellas personas que de una u otra manera fomentan, comercializan y permiten toda clase de desnudeces! Sé muy bien que quieren corromper a la mujer, para así con más facilidad destruir a la Iglesia, la Familia y las Patria.

A todas las personas les digo: el responsable del pecado es quien lo comete, y quien tiene el deber de impedirlo y cobardemente no lo impide.

“Se toman severas medidas para luchar contra el hombre, las pestes, la pobreza y las impurezas de la atmósfera, pero se contempla, inclusive con complacencia, la contaminación de los espíritus”. (Pablo VI)

Mí Justicia destruyó las ciudades inmorales de Sodoma y Gomorra. Peor será el castigo que tendrá lugar dentro de poco tiempo, según lo viene anunciando mi Santísima Madre en La Salette, Lourdes, Fátima y otros lugares.

Oh, alma, que vives en el fango moral, en la vida cristiana fácil, cómoda y libertina, sembrando por doquier la muerte espiritual. Mírame crucificado, medita sobre el infierno, en donde caen tantas almas que en un tiempo vivieron dándose todos los gustos, placeres, modas, diversiones, etc. ¿Qué será de ti?

Oh, mujeres, que cuando vivían eran halagadas, aplaudidas, admiradas, imitadas y perseguidas por tantos exhibicionismo de sus cuerpos; ahora, ¿quién se acuerda de ustedes? ¿Dónde están sus conquistas? ¿Dónde sus joyas, dinero y fama? ¿Dónde están las partes de sus cuerpos que tanto mostraban?
Fuego eterno las consume, fuego que devora y no mata.

En cambio las que aquí vivían modestamente soportando agrias críticas y bromas hirientes por sus pudores y respeto hacia Mí, gozan para siempre de la eternidad de Mi compañía y de la de María, Mi Madre.

Si tu mano, tu pie, tu ojo o... tus modas, son motivos de escándalos, córtalos y arrójalos lejos de ti. Más te vale entrar sin ellos al Reino de los Cielos, que con los mismos al fuego eterno. (Mt. 18, 8 – 9)

Quien teme y respeta a los hombres y a las modas más que a Mí, no es digno de Mí.
A todos los hombres y mujeres les digo: apártense de las modas ofensivas y pecaminosas aunque pierdan familias, amigos, dinero, fama y la misma vida.

A mis fieles Obispos, sacerdotes, religiosas y seglares, los invito a que con prudente valentía, defiendan mi Causa y mis Templos del avasallamiento de las modas obscenas y vergonzosas. En caso contrario, el brazo de mi Divina Justicia caerá riguroso sobre todos ustedes, que tienen la obligación de dar testimonio de mi vida.

BIENAVENTURADO QUIEN ESCUCHA MIS PALABRAS Y LAS PONE EN PRÁCTICA. (LC. 11, 28)